martes, 12 de julio de 2011

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No pude apartar los ojos de él y sentí entonces, lejos, en el subconsciente, algo muy especial. Observé el rostro de Demian y descubrí no sólo que no tenía cara de niño, sino que su rostro era el de un hombre; y aún más, me pareció ver o sentir que tampoco era la cara de un hombre, sino algo distinto. era como si en aquel rostro hubiera algo femenino. Durante un instante no me pareció ni masculino, ni infantil, ni viejo, sino milenario, fuera del tiempo, marcado por otras edades diferentes a la que nosotros vivimos. 
Los animales suelen tener esa expresión, o los árboles, o las estrellas. 
Yo no lo sabía; aunque entonces no sentía exactamente lo que ahora puedo formular como adulto, sí sentía algo parecido. Quizá era guapo, no sé si me gustaba o me repelía; tampoco aquello estaba claro. Yo sólo veía una cosa: que era diferente a nosotros, como un animal, como un espíritu, o como una pintura. No sé bien cómo era; pero sí que era distinto, inexplicablemente distinto a todos nosotros.




{Hermann Hesse - Demian}
{Jon Avnet - Tomates verdes fritos}

2 comentarios:

  1. Ernesto Sábato decía algo así: "...en la mirada de los animales está esa indiferencia terrible con la que nos mira la naturaleza.."

    Lo más seguro es que la haya recordado mal.

    UN saludo, me gusta esto.

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