Toda provocación de Marilyn no fue nunca hecha sin que en el fondo de ella no adivinásemos la existencia de una tremenda humanidad, que gritaba por los ojos, mientras la boca se estremecía en un típico gesto Monroe, una llamada de labios nunca igualada, ni antes, ni después.
{Terenci Moix - El día que murió Marilyn}
{Marilyn Monroe - Clash by night (Fritz Lang) 1952}
que me ha encantado esta entrada...
ResponderEliminarNo puedo esperar a ver publicado su libro de poemas...
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