jueves, 7 de abril de 2011

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-Ahora tengo que decirte una cosa: ese Kromer, o como se llame, es una mala persona. Su cara me dice que es un golfo. ¿Qué te parece a ti?
-¡Oh, sí –suspiré-, es malo! ¡Es un demonio! ¡Pero que no se entere! ¡Por Dios, que no se entere! ¿Le conoces? ¿Te conoce él a ti?
-Tú tranquilo. Se ha marchado y no me conoce, al menos todavía. Pero me gustaría conocerlo. ¿Va a la escuela?
-Sí.
-¿A qué clase?
- A la quinta. ¡Pero no le digas nada! Por favor, no le digas nada, te lo suplico.
- No te asustes, que no pasará nada. Probablemente no tendrás muchas ganas de contarme algo más de ese Kromer, ¿verdad?
-¡No puedo! ¡No! ¡Déjame!
Permaneció en silencio un rato.
-Es una pena –prosiguió-, podríamos haber continuado el experimento. Pero no quiero martirizarte. Te darás cuenta de que ese miedo que te produce no es bueno, ¿verdad? Un miedo así nos va destrozando, hay que liberarse de él. Tienes que hacerlo si quieres convertirte en un hombre. ¿Comprendes?



{Hermann Hesse - Demian}
{Jon Avnet - Tomates verdes fritos}

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